El gobierno ya se dio cuenta que el corona virus es una “enfermedad
grave de atención prioritaria”.
La Secretaría de Salud confirmó este domingo 316 contagios por
Covid-19 a nivel nacional, reconoció un creciente número de “casos
sospechosos” y la muerte de dos personas (CDMX y Durango).
A ojo de buen cubero, el presidente de México hizo a un lado a sus
“guardaespaldas”: un escapulario con la leyenda “Detente enemigo, que
el Corazón de Jesús está conmigo" así como a sus amuletos: un trébol
de cuatro hojas (fe, esperanza, amor y buena suerte) y un billete de
dos dólares americanos que según dijo, siempre lleva consigo, para
luego adjudicarse la baja en el precio de las gasolinas y de paso,
anunciar medidas anti crisis.
Ni el presidente, ni su gabinete cuentan con una hoja de ruta para el
tiempo que dure la epidemia.
Ni uno ni otros respetan las medidas de higiene básica: estornudo de
etiqueta, no acudir a eventos masivos...
Por el contrario, el jefe de las instituciones nacionales reparte
besos y abrazos en todo el país. Saluda a todo mundo y no se lava las
manos con la frecuencia recomendada.
A ojo de buen cubero y por mas buenas intenciones que tenga, ante la
falta de infraestructura hospitalaria no tendrá más remedio que pedir
a los particulares que atiendan, en plena Semana Santa, a cientos de
contagiados (fase 2) y a miles (fase 3) entrando junio.
Enojo, preocupación, tristeza por la inacción gubernamental se vive
hoy en México.