El triunfo de Carlos Navarrete a la presidencia nacional del PRD significa desde el primer minuto de su cargo, la continuidad en la interlocución con el gobierno federal y la alianza de la dirigencia
06:57 PM 06/10/2014
El triunfo de Carlos Navarrete a la presidencia nacional del PRD significa desde el primer minuto de su cargo, la continuidad en la interlocución con el gobierno federal y la alianza de la dirigencia con el jefe del ejecutivo en acuerdos políticos.
El guanajuatense fiel a la corriente “moderada” del PRD, la de Nueva Izquierda, quien obtuvo el 70 por ciento de la votación el pasado domingo, rebasó por mucho a la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN) que dirige René Bejarano, la segunda en fuerza dentro del partido del sol azteca.
Y la rebasó no porque NI cuente con el apoyo mayoritario de los consejeros, sino por el velado respaldo que tuvo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El respaldo desde los Pinos a NI, aunque la esperaban los bejaranistas, entre los que se cuentan la senadora Dolores Padierna; la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Aleida Alavez y los diputados Alejandro Sánchez Camacho (ex secretario general del partido) y Lorenia Valles; les cayó como un balde de agua fría, ya que el descenso de IDN fue fulminante; ya que no logró siquiera mantener la secretaría general.
Este debilitamiento político, a pesar de la aceptación social que ha logrado la corriente más radical del PRD, se debió, una vez más, a su condición de izquierda radical, en un momento en que el gobierno federal priista ha extendido invitaciones para alcanzar acuerdos políticos; y quien no las acepte encontrará difícil su andar.
Como ejemplo ya podemos citar dos casos de relieve, el veto en la Cámara de Diputados para que Aleida Alavez ocupara la presidencia de la Mesa Directiva, a pesar de ser un acuerdo pactado; y en esta ocasión IDN, corriente que perdió incluso su participación en el órgano de dirigencia nacional del PRD.
El radicalismo lo está diezmando el gobierno federal.
Y los contrapesos podrán darse, pero desde una postura moderada en el mejor de los casos. En el peor, se aplicará la jugada maestra que ya aplicó el presidente Enrique Peña Nieto a los perredistas que firmaron el Pacto por México: Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta los más representativos.
A quienes convenció para firmar una reforma Educativa y de Telecomunicaciones, y presentó otra distinta al Congreso, en la que se eliminó las propuestas del PRD. Lo que causó suspicacias acerca de si fueron “chamaqueados” los chuchos o de plano hubo consentimiento sobre esta trampa legislativa.
Por lo anterior el nuevo presidente del Sol Azteca debe ser más cuidadoso, menos confiado y más enérgico con el gobierno federal, porque es cierto que el PRD ha logrado una fuerza social que no se debe vituperar y ello está ahora en las manos del nuevo dirigente, Carlos Navarrete, ex senador de la República.
El juicio de amparo interpuesto por maestros de la Universidad de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en contra de la reforma promulgada el pasado 8 de enero resultó improcedente.