Si bien la esclavitud fue un fenómeno registrado en México durante la época colonial
07:15 PM 13/10/2010
Si bien la esclavitud fue un fenómeno registrado en México durante la época colonial, también se desarrolló en países como Haití, primera nación que logró su independencia en América Latina, y en Estados Unidos, tópico que fue abordado por los investigadores Johanna von Grafestein Gareis y Gerardo Gurza Lavalle, ambos del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, dentro del Congreso internacional sobre esclavitud, evento organizado por la Secretaría de Cultura en el auditorio del Centro Cultural Clavijero, en el marco del Bicentenario del bando de abolición de la esclavitud proclamado por Miguel Hidalgo y Costilla, en Valladolid de Michoacán, el 19 de octubre de 1810 en el que intervienen instituciones educativas del país y del extranjero.
Primera en efectuar su presentación Johanna von Grafestein explicó que el objetivo de su investigación se centraba en ofrecer algunos elementos que permitieran caracterizar la economía de plantación y el sistema de esclavitud en la colonia francesa, mostrar el proceso de abolición, es decir factores internos y externos y su vinculación con la Revolución francesa, discutir los diferentes conceptos de libertad que guiaron a los diferentes actores de la llamada revolución haitiana, y evidenciar el dilema entre proyectos de mantener la producción de plantación y el de los esclavos liberados que tendieron a la producción campesina.
Primeramente, von Grafenstein manifestó que entre los productos recibidos en Francia por parte de Santo Domingo francés, la colonia más productiva y rica del siglo XVIII, se encontraban el azúcar, café, añil, algodón, madera, cacao, cuero y carey entre otros, la cual logró alcanzar un superavit en su comercio exterior al no consumir lo importado de sus colonias y reexportar la mayoría de sus productos a Europa.
Por otro lado, explicó que en las primeras décadas del siglo XVIII la introducción de esclavos de África a las colonias francesas en América alcanzó los 7 mil 500 africanos al año, siendo que después de 1737 la cifra rebasó los 20 mil de manera anual y los 40 mil en los años posteriores a la guerra de independencia norteamericana.
Al retomar los datos manejados por Robert Stein, Johanna von Grafestein indicó que en total, los individuos “exportados” de África en barcos franceses entre 1713 y 1793 fueron un millón 140 mil 257.
Por su parte, en número de esclavos en las últimas décadas del XVIII fueron 210 mil en Cuba, 200 mil en Jamaica; 17 mil en Puerto Rico, 12 mil en el Santo Domingo español 12; 90 mil en Guadalupe; 60 mil en Martinica, y más de 1 millón en Brasil.
En cuanto a la composición social de la sociedad colonial con base en información manejada por Moreau de Saint-Méry, la especialista en el tema, quien es cuenta con un doctorado en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, precisó que existían 465 mil 429 esclavos, 30 mil 826 blancos y 27 mil 548 libertos, es decir que había un blanco por cada 15 esclavos.
Por lo que respecta a la división por criterios de status legal, por características étnicas, dentro de la categoría de ocupación libre se encontraban los plantadores, que se dividían con base en el tamaño y número de la plantación, el cultivo y el color de la piel del propietario es decir blancos, mulatos, y algunos pequeños propietarios que eran negros li
También existían las Los “grandes blancos”, los plantadores de azúcar, café añil, algodón, cacao, las autoridades coloniales civiles y militares y los grandes comerciantes.
Además existían los “pequeños blancos”, los soldados, artesanos, comerciantes en pequeño, empleados públicos y empleados en las plantaciones.
A estos les seguían los libertos, gente de color o mulatos y por último, los esclavos, en su mayoría negros.
Sobre los elementos que relativizaron el dominio absoluto del amo sobre el esclavo se encontraban la diferenciación en el proceso laboral, los llamados jardines que eran parcelas que los eslavos trabajaban en sus horas libres o días de descanso cuyo producto tenían posibilidad de vender, la producción de alimentos, el disfrute del producto, y el control propio sobre el trabajo.
Profesora de asignatura en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Johanna von Grafenstein habló también sobre las formas de resistencia a la esclavitud entre las que se encontraban las huidas, la formación de comunidades autónomas, el anonimato de las ciudades y por supuesto las rebeliones.
Pero la pregunta entonces se centró en saber qué entendían los diferentes sectores sociales en Santo Domingo por libertad cuya respuesta fue que los colonos plantadores deseaban autonomía comercial y administrativa. Los pequeños blancos mayor movilidad social ya que, inclusive, hablaban de “independencia” de la colonia.
Por su parte, la gente de color libre anhelaban la abolición de la legislación discriminatoria, es decir pedían igualdad jurídica con los blancos, y la población esclava demandaban desde la libertad para algunos líderes de la revolución, hasta contar con varios días libres en la semana, pasando por la obtención de la libertad absoluta, es decir la abolición total de la esclavitud.
Al proseguir con su exposición, von Grafenstein, quien centran sus investigaciones en la historia de Haití, especialmente el periodo revolucionario y sus repercusiones en la América española; el Caribe y sus vínculos económicos y administrativos con la Nueva España; las actividades de insurgentes y sus aliados en el Golfo-Caribe durante las guerras de independencia hispanoamericanas, explicó que entre primeros líderes de la revolución figuraron Boukman Dutty, George Biassou, Jaennot Bullet, Jean Francois o Juan Francisco, y Toussaint Louverture quien alcanzó a los rebeldes en septiembre de 1791 como médico de campo y posteriormente fue nombrado lugarteniente de Biassou.
Finalmente al hablar sobre el desarrollo de la revolución entre 1791 y 1793 la ponente mencionó que los mulatos o gente de color libre luchan por aplicación del decreto de mayo de 1791 , se libran ataques de “pequeños blancos” de Puerto-Príncipe, llamados también “pompons rouges” o patriotas, con ideas independentistas y acendrado racismo, entre los que se encontraban sus líderes Caradeux y Praloto,
También se realiza una alianza de grandes blancos con mulatos contra el enemigo común, es decir los pequeños blancos, el incendio de Puerto Príncipe, y la masacre de mujeres y niños mulatos.
Por su parte, Gerardo Gurza Lavalle centró su exposición en la independencia y la esclavitud concretamente en Estados Unidos, país en el que la revolución contra el ejército francés puede concebirse como un fenómeno ambivalente y con efectos contradictorios, ya que si bien en algunos estados provocó el debilitamiento de la esclavitud, en otros y alargo plazo, alentó su fortalecimiento.
En una visión crítica, aseveró Gurza Lavalle, dicha revolución fue un fenómeno conservador que causó grandes dislocaciones sociales y económicas, pues mantener la sumisión y la disciplina de los esclavos en este tipo de condiciones era prácticamente imposible, por lo que los escapes, fugas a las líneas del campo enemigo, robos y actitudes de rebeldía se multiplicaron en todas las colonias, principalmente en las ubicadas al sur de Estados Unidos, al representar los esclavos un considerable porcentaje de la población total.
Dicho riesgo aumentaba ante la posibilidad de que los esclavos se unieran el ejército británico para que lucharan en contra de sus amos, tal como lo demuestra la proclama efectuada por Lord Dunmore gobernador de Virginia, quien ofreció la libertad a todos esclavos, lo que que provocó fugas masivas en toda la bahía de la región de Chesapeake.
En este sentido Gerardo Gurza Lavalle, quien es profesor-investigador del Instituto Mora, coordinador del programa de doctorado en historia moderna y contemporánea de la misma institución y quien cuenta con un doctorado en Historia por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill expresó que el gobierno inglés deseaba estar del lado de la estabilidad y el respeto a la propiedad y no quería promover una revolución social.
Ante dichas condiciones los efectos de la revolución en la esclavitud fueron muy diversos con diferencias notables según la región y el estado del que se tratase, aunque en general la gran paradoja fue que dicho proceso produjo, por un lado, el crecimiento de la libertad por así llamar a los estados del norte, y al crecimiento de la población de afroamericanos libres, por el otro tuvo como consecuencia el fortalecimiento de la esclavitud.
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