Efecto de la piratería de libros en los lectores originales
05:01 PM 27/09/2010
Es entendible la dificultad de los medios escritos para tratar en sus notas sobre piratería, acerca de la que afecta a la industria editorial, debido a la sinergia que tienen con los voceadores, principales expendedores de ediciones apócrifas de libros, con lo que evitan tratar el perjuicio que en un futuro cercano alcanzaría a los lectores honestos, porque el incremento de la venta de ediciones piratas puede derivar en una baja demanda de los originales, con el consecuente aumento en el precio de estos.
No es paradójica la preocupación por creer que si en este país poca gente lee, en nada puede afectar el daño de la industria editorial a las mayorías, más atentas a los precios de los alimentos y las medicinas.
El impuesto gravado a insumos como el papel, la tinta y otros que se utilizan en la elaboración e impresión de textos, hace inevitable a las casas editoriales aumentar el precio de sus productos, agrandando la desventaja ante la piratería, que devuelve las ganas de tomar un libro con el alza al precio de los originales, el cual sólo afecta a las clases medias. No a quienes tienen una economía baja, pues su poder adquisitivo no da para comprar un libro, en algunos casos ni de segunda mano. A los de solvencia monetaria, no les afectan los aumentos, al no serles tan difícil desprenderse hasta de 230 pesos, precio promedio de libros de autores contemporáneos. A los que perjudica la proliferación de ediciones piratas es a los que están en medio del estrato económico, y que hurgan en el bolsillo para darse el gusto (o ya casi lujo) de comprar un libro.
Es a este público al que la piratería falsamente favorece porque no promueve el acceso a la buena literatura, al ser la mayoría de sus copias a ediciones de obras ligeras, en ocasiones de escaso valor literario, pero que constituyen una aproximación al gusto por la lectura.
La gente en México lo tiene, aunque lo reserva para ocasiones selectas por su tendencia cultural al morbo y al chisme. Se pregona que en este país la gente no lee; sin embargo, si les llegan a las manos libros de cualquier chisme farandulero o como el de López Obrador (como hace años los de Gloria Trevi, el de Paco Stanley o el de Salinas de Gortari), se convierten en devoradores de libros, pese a que algunos (como el de Salinas) son autenticas biblias en relación a su número de páginas.
La ventaja de ediciones como las anteriores es que lo bueno se abarata y mientras los libros de morbo y chisme no dejan espacio a otros entre los best sellers (cuyo precio aumenta por la piratería, con la consecuencia de acudir a la edición apócrifa), si lo hacen en la de ofertas a muchos clásicos. Para el lector educado es perpetua la bendición de que aquí la buena literatura continúa siendo económica, casi gratuita, lo cual también es una mala costumbre, pero hay que disfrutarla mientras dure. Y como se ha planteado la situación, es posible que al menos la generación actual cuente con esa prestación de por vida.
El enemigo de la lectura no está sólo en la etiqueta, sino en alguna gente que está para cuidar los intereses del país. Aún se recuerda el caso del funcionario que hizo despedir a una profesora que les pidió a sus alumnos leer a Fuentes y a García Márquez. Pero si el morbo es lo que induce a la gente a entrar en una librería, hechos como este pueden resultar benéficos, pues cuando sucedió, en muchos lugares la gente agotó Aura y otros libros de Fuentes.
La proliferación de la piratería de libros muestra que la tendencia hacia la lectura (sin distintivo de la calidad de géneros) en México ha tenido un aumento, pues no se requirió gravar el IVA a los libros para favorecer la edición de ejemplares piratas, grave atentado contra el bolsillo de los lectores reales y originales que en caso de ver inalcanzable la adquisición de un libro inflado por la piratería, asumirían comprar el no original con el riesgo de encontrar defectos de elaboración y/o páginas faltantes.
Sujetos armados y encapuchados realizan una serie de bloqueos sobre las carreteras Santa Ana-Pinzándaro y Apatzingán–Aguililla, donde quemaron un automotor.
Tres hombres calcinados fueron encontrados en la batea de una camioneta quemada sobre una brecha de terracería del municipio de Madero, además, en las cercanías yacían otros dos individuos ejecutados y en un área aledaña estaba un sexto asesinado.
En el marco del Año de la Mujer Indígena, el Instituto Electoral de Michoacán (IEM) llevó a cabo un ciclo de conferencias dedicadas a visibilizar y reconocer el papel de las mujeres de pueblos originarios en la preservación de la cultura y la lengua.