Diego Rivera en Uruapan
18:55:37 / 29/04/2019
Autor:
Por: HENOC PEDRAZA
Es necesario que el mundo entero conozca las bellas creaciones de los indígenas de Michoacán.
Diego Rivera
A mediados de la década de los 50, Diego Rivera se casó con la Uruapense Emma Hurtado, (que fue su última esposa). Frida Kahlo ya había fallecido en 1953. Emma era una mujer rica y culta (sus padres eran dueños de la Fábrica de Hilados y Tejidos de San Pedro en Uruapan) y tenía una elegante y famosa Galería en la ciudad de México cerca del monumento a la Revolución, y además, era la editora de la revista en inglés y español News Week.
A invitación de ella, Diego visita Uruapan por espacio de diez días en marzo de 1956, alojándose en la casa de su esposa en la “Quinta Hurtado”, que se encuentra frente al Parque Nacional Eduardo Ruíz., Diego ya había estado antes en Michoacán, concretamente en Morelia y Pátzcuaro, y también en Uruapan en 1943, cuando hizo erupción el Volcán Paricutín, del que realizó varios cuadros.
En Uruapan, Diego visita las bellezas naturales de la ciudad, y el joven pintor Uruapense Manuel Pérez Coronado, lo invita a conocer la Escuela de pintura Manuel Ocaranza, que se encontraba en la calle de Independencia. Mapeco también invitó, a la poetisa e historiadora de Arte Carmen Arteaga, para que se conocieran y convivieran con el muralista mexicano. Al llegar Diego a la escuela se encuentra a los alumnos Francisco Moreno Duarte, Alfonso Villanueva Manzo, Joaquín Hernández Chichitz, Alberto Salmerón y otros, también conoce al poeta y escritor Uruapense Ramón Ortíz de Montellanos, el cual en su libro titulado: Gropos de mi tintero, le dedica un poema al pintor, el cual dice: A Diego Rivera en Uruapan.
Después, Diego también visita a su amigo escritor y político, el Uruapense José Vargas Maldonado, que residía en México, pero que en esos días de encontraba en la ciudad, y que escribió importantes y extensos artículos sobre la realidad económica, política y social de
México en las revistas Siempre! y Política que dirigían los maestros José Pages Llergo y MarcuePardiñas.
Diego también visita, a instancias de Mapeco, el taller de arte prehispánico de maque incrustado de la maestra Severa Corza, que vivía en el barrio de Santiago, pero que tenía su taller a la entrada del Parque Nacional. Diego queda encantado con el trabajo de la maestra Uruapense y sus alumnas, y le compra cuatro hermosas bateas o lacas, en las que diseño y dibujo:
Noche de Muertos en Janitzio. En este dibujo, Diego representa a una mujer purépecha con su ofrenda ante una tumba; la segunda, titulada: Cacería de patos en el lago de Pátzcuaro, muestra a unos indígenas purépechas cazando patos en el Lago de Pátzcuaro con técnicas prehispánicas; utilizando el Atatl, que en náhuatl significa Lanza dardos, y que Diego vio cuando visito Pátzcuaro.
La tercera se titula: Mujer de Janitzio camino al molino con batea de nixtamal. En ella, se ve a una indígena purépecha que va rumbo al molino con su rollo rojo, portando en la cabeza una batea con nixtamal; la cuarta y última se titula: Los bañistas. Al fondo de este dibujo, se ve la isla de Janitzio y en primer plano, a una hermosa mujer purépecha desnuda que se está bañando en las aguas del Lago; en segundo plano, se ve a otras mujeres desnudas bañándose.
Las primeras tres bateas son de color negro, alargadas, y la última es blanca y redonda; las cuatro tienen un diámetro de cincuenta centímetros y son de madera de Aile.
Estas cuatro bateas, formaron parte de la colección particular de Arte Popular Mexicano de Diego, y hoy, la segunda se encuentra en el Museo Casa Natal de Diego en Guanajuato. La primera y la tercera se encuentran en la casa Museo en Coyoacán donde vivieron Frida Kahlo y Diego en la Ciudad de México. La cuarta está perdida.
Aparte de estas lacas, Diego Rivera también plasmó hermosos dibujos en otras bateas de Michoacán, las cuales se titulan: Paloma Negra, Paloma Blanca, Hombre en la Canoa, Hombre plantando arroz, Mujer con Alcatraces y Cabeza de Mujer, donde se nota la maestría y los trazos con sus maravillosos colores, que resaltan con vigor insospechado, gracias a la fuerza que le da la laca michoacana con lo acertado de su colorido. Todas llevan al dorso, la firma del genial pintor guanajuatense.
Ahora bien, al despedirse Diego Rivera de sus amigos de Uruapan, la poetisa Carmen Arteaga, le dedicó y le obsequió el poema titulado: Abismo, en el que analiza la naturaleza humana de la mujer.
ABISMO
Un abismo inquietante
la mujer en la vida,
no se sabe si piensa
no se sabe si siente
no se sabe si olvida.
Un abismo insondable
la mujer en el llanto,
no se sabe si miente
no se sabe si sufre,
no se sabe si implora.
Un abismo espantable
la mujer en la risa,
no se sabe si finge
no se sabe si odia
no se sabe si hiere.
Un abismo sin nombre
la mujer en los brazos,
no se sabe si sueña
no se sabe si goza
¡no se sabe si muere!
Un enigma en el tiempo
la mujer no entendida
por la mente del hombre
que la quiere vencida. |