Control de autoridades; símbolo democrático Control de autoridades; símbolo democrático

16:53:02 / 04/08/2011

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Estoy absolutamente convencida que existen nuevos vientos de renovación democrática entre los michoacanos de todos los rincones y de todos los niveles socioeconómicos. Es por esta certidumbre que me dispongo a compartir con ustedes los posibles escenarios por venir en los próximos meses:

a) A diferencia de otras entidades donde existe un claro favorito, el efecto de un candidato puntero no existe en Michoacán. Por el contrario, existe incertidumbre entre la ciudadanía y los estudiosos, ya que no se perfila un claro ganador, resultando en una incertidumbre democrática.

b) Lo anterior implica que los candidatos y candidatas, ya investidos con esa personalidad, tendrán que desplegar su creatividad para conquistar la voluntad de un electorado, que más allá de votos “duros”, es un elector exigente y crítico, que puede, según su estado de ánimo, votar por la opción que se convertirá en gobierno por los próximos casi cuatro años.

c) A fuerza de repetir el término posicionar, lo hemos confundido con popularidad. Posicionar significa lograr entre los electores una identificación singular. Una manera en que identifican lo diferente entre las opciones partidistas y entre el virtual pre candidato o precandidata.

d) Por todo ello, el proceso de renovación de los poderes en Michoacán y sus autoridades municipales, sin duda resultará interesante, y más si somos capaces de elevar el nivel del debate en una elección que luce pareja y donde seguramente el ganador lo será por un margen no muy amplio.

e) Con los antecedentes de inestabilidad institucional, de rompimientos en la clase política del estado y hasta de una ideologización excesiva, los estilos en la forma de hacer política y de comunicar con los electores jugarán un papel fundamental.

Por ello, el escuchar en lugar de prometer; el comprometerse en renovar el contrato social –al que hacían alusión los clásicos- y no en el intercambio de enseres menores por votos, así como la reconstrucción del tejido social en torno a un aspirante, son tres piezas clave que nos dibujará la nueva relación entre gobernados y gobernante que se presentará en la entidad a partir de febrero del año entrante.

Así, no basta ya con el uso de clichés y mucho menos de estigmatizar al adversario con etiquetas ideologizantes; se hace necesario la observación de las prácticas, de los hechos y de las relaciones que se construyen en estas prácticas. Un candidato autoritario, no aceptará mecanismos de control y/o observación en manos de los ciudadanos.

Un candidato autoritario, no siente la obligación de rendir cuentas, de dar explicaciones de sus actos y de despejar toda suspicacia en torno a su honorabilidad.

La ausencia de autocrítica y la tendencia a responsabilizar en automático a los competidores, es otra característica de un aspirante que no conviene a la ciudadanía. Ejercer el poder con aires de superioridad o concebirlo que fuente de privilegios y no de servicio, nos llevará invariablemente a corromper el poder.

Pervertir la política de esa manera, nos lleva a niveles de agravio de todos los michoacanos; agravio, que es necesario transformarlo en recuperación de confianza en las autoridades que elegiremos. El mejor garante de que la nueva relación gobernates- gobernados, sea una relación de suma positiva, es que ahora, en calidad de aspirantes, acepten mecanismos de control y de rendición de cuentas. Que den explicaciones ahora y no mañana, cuando ejerzan los recursos de los michoacanos.

Desterrar la impunidad de Michoacán es la regla de oro, para recuperar confianza entre todos los actores y retomar un nuevo impulso al estado, en todos los aspectos. Diseñar procesos de corrección, rectificación administrativa, fomento de valores contrarios a la arbitrariedad, o bien sanciones a los responsables, también es un compromiso que se debe renovar en este periodo electoral.

Por el contrario, callar, simular, formar parte de la red de complicidades para perpetuar la impunidad son sin duda, elementos que recibirán un fuerte voto de castigo. Una autoridad democrática se somete al juicio de los electores, a los controles constitucionales y fomenta contralorías sociales, consejos de vigilancia y control a sus funcionarios y desde luego un riguroso respeto al poder Legislativo.

Todo ello, está en juego en los meses por venir, sin duda los más intensos que viviremos los michoacanos de esta generación y los que marcarán la ruta en un futuro cercano.

Se trata de que el nuevo liderazgo que tome las riendas de Michoacán, se base en un concepto de ejercer el poder democráticamente, que implica que se tenga autoridad moral que provenga del servicio a la comunidad y de la congruencia entre el decir y el hacer, pero sobre todo, el impulso enérgico que se obtiene al defender las justas causas de las aspiraciones de los michoacanos.

Nada más, pero tampoco nada menos.