Gazeta Moreliana
18:33:55 / 13/09/2010
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Con la falencia de todas las ferias del libro organizadas en Morelia, la XXIX edición de la del Politécnico, hizo un ligero aporte a la más vana de las estrategias culturales en la ciudad: inducir al hábito de la lectura.
Basada en experiencias tenidas en ciudades como Tuxtla Gutiérrez y el Distrito Federal, la feria volvió a quedar ubicada en la misma calle que en los años recientes. La Cerrada de San Agustín es, a decir de Francisco Valdiviana, uno de los organizadores, un fundamento de la estrategia de llevar a la gente al libro, y no al contrario como convencionalmente se hace. Porque al ser un sitio de paso, la gente inevitablemente tiene encuentro con el libro.
La feria –más un mercado por la manera de introducirla entre el paseante del Centro-, sin embargo, tuvo el defecto de otras. No se trata sólo de acercar el libro al público. Esta es una ación que no tiene continuidad. Falta inducir a la lectura. Y esto es lo que no queda claro si lo hacen, o cómo lo hacen, los encargados de tan avezada empresa.
Poner el libro en manos de la gente, sea por encuentros como este o con precio asequible, no garantiza la lectura. Y la feria del Politécnico pareció desviarse un poco de la intención.
Veinticuatro eventos comprendió en sus tres días, y sólo tres fueron presentaciones bibliográficas. Una más de fascículos. Obras de teatro y eventos folclóricos, que a la gente le son más cómodos que una lectura, restaron valor a la función primaria de un mercado de libros.
La intención es la de todos los años en cada feria de estas, pero además de los talleres de fomento a la elctura, que también se programaron en la dlel Poli, no se aprecian métodos de inducción.
Varios expositores de la feria parecieron más interesados en aprovecharla para deshacerse, mediante remate, de ediciones de no mucho interés para el gran público aunque esos mismos libreros ofertaron obras más comerciales a precios menores a los de costumbre.
La desorganización quedó aparte. Mesas que comenzaron mucho después de la hora, como la inauguración y una conferencia, la del maestro Jaime Hernández, retardada, y no sabe el redactor si cancelada porque casi cuarneta minutos después de porgramada no había nadie, mientras los organizadores preguntaban si no iría Magdalena (¿se referían a Ojeda Arana?), fueorn situaciones que pusieron a la feria al nivel de la manera de hacer las cosas de los morelianos promedio.
Acercamiento a otro arte.
Otra institución que se asume como promotora de un arte entre la masa, es la Orquesta sinfónica del Estado. En una plàtica con su director, Eduardo Sánchez-Zúber el año anterior, él habló de la intención de convertir a la Osidem en un símbolo de la ciudad. La salida de la orquesta del teatro para tener más presentaciones en calles, plazas y edificios muy significativos de la ciudad, ayudó a eso.
La expansión, algo influida por la moda de la transversalidad pregonada por los altos funconarios de gobierno, que fue lo que sacó a la Osidem del teatro, llegó hasta los municipos. Justo cuando Sánchez-Zúber decía que la Osidem tocaba como nunca.
La imagen de orquesta culta que tiene en Morelia, parece no ser la que se recibe en poblaciones adonde la orquesta acude por primera vez, con ritmos populares adecuados a lo sinfónico.
Más con la moda centenariesca y bicentenariesca.
Es válido. Porque además una función primaria de la Osidem es la promoción del folclor michoacano, pero su público lo ganó con lo clásico. Sobre todo cuando se suprimió el cobro de entrada a los conciertos con el conocido argumento de la Secum de que la cultura no debe costar.
Sánchez-Zúber sintió que con el planteamiento de la doble imagen, se desvalorizaba, con desprecio hacia el público del interior del Estado, la labor de Osidem.
Sólo se le preguntó si consideraba que se daba esa imagen dintinta fuera de Morelia.
Los lectores del congreso y otros.
Semanas atras se anotaron aquí los mejores diputados lectores. En la sesión del jueves 9, volvieron a las andadas. Carlos Quintana, quien da sus últimas funciones como presidente de la Mesa directiva, no pudo leer Insusceptible, y dijo “insusciptible”. Manuel Antúnez Oviedo, uno de los mejores en las lecturas, tuvo una mala tarde: prmero dijo “el pleno de este congraso”, y después, “quedó suspendido en el ejercilio de sus funciones”.
No se cuentan los “más sin embargo”, los “habemos”, los “luego entonces”, ni el clásico “maestro Leonol Godoy”, dichos por fucionarios y maestros de ceremonias que desconocen reglas elementales de la grámatica.
Preocupa cuando los errores los comete gente de libros. Uno de los comentaristas en la feria del Politécnico, dijo “mariposas monarcas”.
Y la lista fue larga en la semana. |