PAN, el partido de los sobornos y los moches

Parece que cada vez que los panistas quieren moverse o reclamar algo, va a salir alguien a acusarlos de recibir millonarios sobornos o pedir moches, como en los recientes casos del ex coordinador de los diputados del PAN, Alberto Villarreal; y ahora Francisco Rojas, candidato perdedor de la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez en las pasadas elecciones en Chiapas.

En el primer caso fueron los panistas comandados por Max Cortázar los que develaron videos de diputados federales en una fiesta con “bailarinas” durante una reunión plenaria en Puerto Vallarta.

En el caso del tuxtleco, los priistas y los del partido verde, son los que están detrás de la publicación en redes de los dos videos –hasta el momento-- en que Francisco Rojas recibe fajos de dinero en efectivo.

Y aunque la respuesta del ex candidato a alcalde por el PAN, ha sido insuficiente para justificar ese acto, ya que dijo, cuando recibió esos “donativos” no era ni funcionario ni candidato a ningún cargo de elección popular, por lo tanto no se le puede acusar de nada.

Lo cierto es que si en realidad eran donativos; los lugares donde los recibió no eran los naturales para una transacción de esa naturaleza, un cuarto de hotel y una especie de salón, y además queda en el aire porqué le entregaron el dinero en efectivo y no a través de un depósito bancario.

Los dos videos de Francisco Rojas recibiendo dinero son el preludio, así se anuncia, de la campaña en su contra que mantendría el PVEM, el que ganó la alcaldía en Tuxtla Gutiérrez, aliado del PRI; si el panista insiste en las denuncias por fraude electoral en contra del PRI-PVEM en Chiapas, como lo hizo hace cuatro días en un céntrico hotel de la Ciudad de México, acompañado de los presidentes nacionales del PAN, Gustavo Madero y del PRD, Carlos Navarrete.

Por esos videos y otros que pudieran existir, el panista Francisco Rojas tendrá que decidir entre ser el defensor de la democracia en Chiapas, bandera que ha tomado en el periodo postelectoral, o callarse debido a actos que tiene en su haber y que no le dejarán bien parado ni ante la opinión pública, las autoridades de Hacienda ni judiciales.

Con el caso de Francisco Rojas el estigma del PAN de los sobornos y los “moches” será difícil de limpiar, ya que los panistas han demostrado ser menos hábiles que el PRI y el PVEM para ocultar transacciones de esta naturaleza; ya que nadie creerá que los priistas y verdes ecologistas, en alianza y en lo individual, no han recibido asimismo millonarias sumas para campañas electorales, desde luego que no.

La renovación moral del PAN

El candidato a la presidencia nacional del PAN, Ricardo Anaya, ha reconocido que para limpiar la corrupción arraigada en la política debe empezar por su propia casa; y es que como político moderno sabe que no puede tapar el sol con un dedo o negar que el partido albiazul se está pudriendo ante la magnitud de corrupción, pillerías y rapiña con que se ha desenvuelto desde que alcanzó el poder.

Casos como el robo descarado de los excedentes petroleros en tiempos del presidente Vicente Fox; la construcción de la Estela de Luz en el gobierno de Felipe Calderón y el lavado de dinero en la administración de Guillermo Padres, gobernador de Sonora, son tres puntos mínimos dentro del universo de corruptelas de panistas que el queretano Anaya Cortés debe poner sobre la mesa. Eso si espera que la ciudadanía crea su discurso de que limpiará la corrupción de la política y comenzará con el PAN.

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