Conflicto sindical en el magisterio michoacano.

Por el profesor Juan Pérez Medina (CUT-MICHOACÁN).

¿En qué ha ayudado la integración de tantos grupos sindicales? ¿Qué razón válida realmente
existente hay para justificar su existencia?
La respuesta a la primera pregunta salta a la vista. Los diversos grupos sindicales ha servido de
muy poco a los trabajadores de la educación, si no es para contribuir a la degeneración del
sindicalismo democrático y solidario.
Un principio elemental de la democracia es el respeto al derecho de opinión y participación de las
personas para determinar las formas de convivencia colectiva. Es obligación de todos los
trabajadores de la educación la de manifestar su opinión en cuanto a los asuntos generales del
magisterio y las formas en cómo se deben resolver, partiendo de su compromiso para participar de
las acciones que el colectivo determine. Las acciones que son resultado de la determinación de
unos cuantos, sean éstos, incluso, los dirigentes, no lograrán el objetivo, aun cuando hayan sido
las correctas. La consulta a la base es un asunto de primer orden. Pero ¿cómo se puede consultar
a los trabajadores cuando existen tantos grupos que se dicen representantes seccionales? ¿Cómo
puede ser exitoso, por ejemplo, un paro de labores, cuando lo convoca una fracción del magisterio?
Lo cierto es que ni siquiera se llega a notar, pues sólo unos cuantos centros de trabajo lo llevan a
cabo.
De entrada, habría que desmitificar ciertas cosas que se dicen. Ninguna fracción es COMITÉ
EJECUTIVO SECCIONAL. A lo mucho insisto, es una fracción del todo, por lo que no existe en
Michoacán un comité ejecutivo seccional representativo de las bases. Incluso en sus propios
eventos. la práctica electiva ha sido duramente cuestionada. Se ha llegado a nombrar delegados a
los supuestos congresos donde no existe quórum suficiente.
El árbol genealógico de todos estos grupos es el mismo. Del MBTEM surgieron los dos primeros
(rojos y azules), luego los “azules” se hicieron dos y los “ rojos” tres. Más tarde surgió un grupo más.
Cada vez que se dividen son más pequeños y tienen menos representación y fuerza política. Hoy
hay seis grupos. Ninguno se parece a aquel que los parió ni en lo más mínimo. En los discursos y
comunicados dicen defender las mismas causas: solución a las demandas de las bases, pago a
los eventuales, regularización de claves y cambios, no al USICAMM, contra las UMAS, etc. Y,
entonces, ¿por qué no es posible la unificación?
La división en el seno de la dirección permeó hasta los centros escolares. Allí también se expresan
los grupos sindicales, dañando el ambiente escolar. Las situaciones que se dan en su interior
afectan el desarrollo académico y los resultados escolares. Las escuelas se desorganizan con
facilidad y quienes las dirigen no encuentran que hacer y en no pocos casos, son comparsas de sus propios compañeros. Nadie dirige, son naves sin timón, con permanentes discordias y
problemas.
En la Secretaría de Educación los funcionarios no acaban por atender y resolver los asuntos que se
les van acumulando como si fueran nidos de hormigas. Nada detiene el deterioro de la
administración, sometida a la presión de todos los grupos, que jalan la cobija de un lado al otro, en
un cuento de nunca acabar.
Los trabajadores de la educación vienen y van sin ton ni son. Traen sus documentos ya ajados y
maltrechos de cargarlos tanto tiempo. En no pocos casos, el trabajador ha entregado hasta en
cinco ocasiones el mismo expediente, bajo la justificación de que hay que renovar las fechas o
porque se ha perdido. Muchos van de un grupo sindical a otro con la esperanza de que finalmente
encuentre solución a su problema, que valga decir de paso, que él no lo creo, sino que se lo crearon
sus propios representantes sindicales.
Un principio básico de la democracia es el respeto a la voluntad mayoritaria. La soberanía radica
en ella. Sólo se es representante verdadero cuando la mayoría te ha electo. Así es como se gana el
respeto y el consenso.
En una delegación sindical, puede haber tantas corrientes de opinión como trabajadores la
integren; pero no puede haber igual número de representantes. Si en una delegación sindical una
mayoría mínima se ha expresado, es ella la que debe representar a todos, nos guste o no. No es
aceptable que una minoría trate de usurpar el papel de la mayoría y llegue ante las autoridades
exigiendo reconocimiento a una representación con la que no se cuenta. Si en todas las escuelas
este principio elemental de representación se respetara, podría recomponerse la grave situación
actual. Así, a la Dependencia se iría con la representación de todos y trataría los asuntos quien, en
verdad, en base al consenso de la delegación sindical, representa a la mayoría. Aprender a respetar
este principio hará que las reglas de conducta sean únicas y las formas para dirimir los asuntos
sindicales y laborales también.
La pobreza de un movimiento social, cualesquiera que fuere, está en su falta de principios y
criterios para normar la conducta de sus integrantes. Pobreza que se va anidando en cada uno
haciéndonos cada vez más ruines y, en no pocos casos, envileciéndonos.
El daño que nos hacemos y, sobre todo, a los alumnos, ante estas circunstancias es enorme. Y ya
existen muchas evidencias de ello. Como ejemplos pondré tres casos de los varios que conozco:
Un trabajador, director comisionado, solicitó su clave correspondiente a la autoridad, porque
ya tenía 33 años de servicio y cinco como director de la escuela que atendía, alegando que
con ello tenía el derecho a la clave de director. Cuando le solicitaron la plantilla laboral, salió
a relucir que la escuela tenía 83 alumnos solamente, atendidos por 9 docentes, el director y
dos trabajadores de intendencia. Los maestros estaban hacinados en esa escuela para poderjustificarse, pues contaban con doble adscripción y no existían los turnos vespertinos. Cada
maestro tenía un promedio de 9 alumnos más el director sin grupo. Ni siquiera los dos
trabajadores de intendencia se justificaban.
Otro caso similar:
Un trabajador renunció a su clave de intendencia. En la escuela de referencia es una regla no
escrita que el trabajador que renuncia puede proponer a quien le sustituya, siempre y cuando
sea un familiar directo. Quiero aclarar que no es esto lo que dice el escalafón sindical, mucho
menos el oficial. Si eso es incorrecto, lo es más este caso. Cómo el renunciante no tenía
familiares directos, propuso a una persona diciendo que era su ahijad@. Lo anterior generó
inconformidad entre el personal de la delegación provocando visos de división interna. Lo que
concluyeron los inconformes era que el renunciante había cobrado por proponer a esta
persona presentando el caso como que si fuese su ahijad@. Todo lo anterior en contubernio
con el director de la escuela y la representación sindical.
Ultimo caso:
En una escuela de una localidad de los municipios más alejados y marginados del estado dos
maestros estaban a cargo de una escuela bidocente con una inscripción de 21 alumnos. Esa
escuela era una de las beneficiarias del programa de compensación por marginación (E3), que
es un apoyo adicional por trabajar en zonas de alta marginación. Los maestros acordaron
atender a los alumnos una semana cada uno. Así uno trabajaba el otro descansaba. Para
evitar ser sancionados, dejaron de cobrar la compensación por alta marginación (E3),
entregándosela a (la) Supervisor (a) escolar por su permisividad.
Como estos hay muchos casos que se presentan de una forma u otra, dando la sensación de que
vivimos un momento de crisis ética y social entre nosotros, dejando claro que en estos tiempos de
neoliberalismo todo está permitido.
Los casos aquí comentados son reales. He omitido lugares, nombres, niveles educativos, para no
comprometer a nadie, pero los trabajadores de la educación saben que no miento, porque conocen
de casos así que han ocurrido o están ocurriendo en estos momentos en su escuela.

Conflicto sindical en el magisterio michoacano.

Autor: Redacción

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