Meade y el Maximato del siglo XXI Meade y el Maximato del siglo XXI

20:09:17 / 02/01/2018

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Y es que quien no conoce su historia está condenado a repetirla; así en pleno siglo XXI, donde la hiperconectividad de los jóvenes es la regla, estamos, pues, en presencia de un potencial Maximato en pleno año 2018. Para los priístas recalcitrantes sonará a poesía, pero para los liberales una auténtica pesadilla.

Hace un par de semanas el nombre de José Antonio Meade Kuribreña inundó los medios de comunicación; televisión, radio, medios electrónicos e impresos, bombardearon al ciudadano de a pie con un sinfín de comentarios y análisis ante su designación como candidato a la Presidencia de la República. Desde adjetivos de “señoritingo” y “pirruris” hasta felaciones profesionales y académicas fueron protagonistas durante más de una semana en los medios.

Y es que su capacidad y experiencia no están en discusión. Meade Kuribreña es un perfil con ciertas cualidades, preparación y experiencia no están en tela de juicio. Tecnócrata, cuatro secretarías en su haber y, según dicen, veinte años en el servicio público hablan por él. Lo que sí está (o debe de estar) bajo riguroso escrutinio son las formas de su designación en un partido que siempre se ha caracterizado por su disciplina, pero para lo anterior, debemos de remontarnos a los tiempos posrrevolucionarios que dieron origen a lo que hoy conocemos como PRI.

En 1928 fue asesinado Álvaro “El Quinceuñas” Obregón, quien se disponía a tomar posesión de la Presidencia. Ante tal crisis, el Jefe Máximo, Plutarco Elías Calles, recién salido de la Presidencia, auténticamente designó a Emilio Portes Gil como Presidente. En 1929 se fundó al Partido Nacional Revolucionario para finalizar la época de los caudillos e iniciar la era de las instituciones de la mano del propio Calles, quien fue su primer Jefe Nacional. En 1930 y con el poder del partido hegemónico Calles nombró al michoacano Ortiz Rubio como presidente y en 1932, de nueva cuenta designó a Abelardo L. Rodríguez. De ese enorme poder como líder del único partido en el país devino el dicho de “aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente”.

Cosa similar sucede actualmente, pero con distintos nombres e instituciones de ornato. Ante una franca crisis de capital humano capaz de amasar los votos de los mexicanos, el PRI se “abrió” a los ciudadanos y culminó en una designación de Meade Kuribreña, quien tiene experiencia y preparación en la administración pública federal, sin embargo, un perfil poco mediático, contrario

a lo que cualquier aspirante desear, para competir por Los Pinos. Así, ante un evidente acomodo de piezas, se erige como candidato Meade.

Este acomodo de piezas no fue una coyuntura circunstancial, sino que obedeció a los intereses de una cúpula capaz de modificarlos y que vieron en Meade la única esperanza del PRI de mantenerse en el poder en este 2018. Algo más o menos como lo que sucedió en la década de los veintes, pero con redes sociales.

Yo no dudo de la capacidad y de las buenas intenciones del candidato, pero sí de las cúpulas que hicieron posible su aspiración. Una aspiración legítima, pero que sin duda es manejada desde los escritorios tricolores de grupos pragmáticos. Ante una posible victoria de Meade Kuribreña, en Los Pinos va a vivir el Presidente, pero quien manda vivirá en frente.