La Like-ocracia: la democracia de los ignorantes La Like-ocracia: la democracia de los ignorantes

08:26:00 / 30/08/2017

Autor:

 

En la actualidad, pareciera ser que el único medio de comunicación válido son las redes sociales; estos medios electrónicos de intercambio de informaciones que han permitido democratizar naciones enteras, impedir golpes de estado, así como exhibir gentlemen y ladies.

Y es que así como dijera Sartori, la democracia se ha convertido en una videocracia, en el que el homovidens se ha apoderado de la arena “pública” de discusión de los asuntos de interés social. No obstante, esta discusión se vuelve estéril –y peor aún dañina– cuando los interlocutores son personas que ignoran sobre los temas que abordan, como nos enseñaron Umberto Eco y Jamie Whyte.

Este tema, estimo, es uno de los que la ciencia política debe de abordar con el efecto de determinar en qué medida estas discusiones afectan la verdadera toma de decisiones, lo cual ya ha sucedido en Estados Unidos al elegir a un personaje que carece de toda preparación para dirigir la nación mas poderosa del mundo.

Pero no es necesario ver cómo las elecciones en el mundo occidental contemporáneo han sido víctimas de este fenómeno; basta con abrir nuestras redes sociales –principalmente Facebook– y contemplar, cual espectáculo circense, las discusiones tan cómicas que suceden en el “circulo rojo” de nuestro estado. Desde medios de comunicación con claros sesgos en la información, hasta liderzuelos que hacen lo que sea por amasar algunas docenas de likes.

Hasta aquí no hay ningún problema, ya que la discusión se mantiene en las redes, sin embargo, el problema se hace evidente cuando estos personajes se apropian de los cargos públicos y –previa exhibición de su ignorancia– hacen gala de su falta de preparación para desempeñar la magistratura en cuestión.

Ejemplos podemos encontrar muchos, tanto en los actuales cargos de responsabilidad, como seudolíderes que “van que vuelan” para ocuparlos, en virtud de los “fichajes” o reclutamientos que realizan ciertos “visores” ya que fulanito o menganito tiene “gran aceptación” en redes sociales y, por consiguiente, –bajo su locuaz lógica– tienen “potencial”.

Lo que esta gente no debe de perder de vista, ni tampoco los ciudadanos, es que los likes no son sinónimo ni de votos ni de preparación, sino todo lo contrario. Este criterio desgraciadamente ha imperado en la esfera pública para designar a personas para ocupar cargos de responsabilidad en perjuicio no del gobierno sino de la sociedad. Es necesario recordar que el primer acto de corrupción es aceptar un cargo para el cual no se está preparado.

Sólo esperemos que la like-ocracia no eclipse a nuestra incipiente democracia participativa y de al traste con los enormes esfuerzos que se vienen realizando desde diferentes sectores para obtener una democracia en la que verdaderamente quepan todos.