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El empoderamiento de la ciudadanía, con la cauda de derechos y libertades que heredamos de nuestros mártires, no son un cheque en blanco. Pues en ellos está el compromiso inequívoco de la historia, de que nuestras generaciones futuras puedan heredarlos para practicarlos y gozarlos en plenitud. Cuidar de ellos, implica asumir la responsabilidad de su ejercicio, buscando evitar sean escudo de argumentos falaces, que recogen los intereses personales o de grupo, que disputan con violencia aquello que creen les pertenece, y que no es otra cosa que la permanencia de un estado de privilegios; sea cual sea su origen. Es pues esta ocasión propicia para hacer un llamado a cuidar el legado, que hoy se ve amenazado por quienes arropados en las causas sociales laceran vía el chantaje el interés general, violentando el derecho de terceros, y confrontando a las instituciones del poder público, que no hay que olvidar, son también resultado de las luchas pasadas. Un gobierno fuerte, con instituciones sólidas no es sinónimo de autoritarismo, de arbitrariedad, o de un poder contrapuesto al bienestar de la sociedad, sino por el contrario es una precondición necesaria para la efectividad, para dar resultados y hacer frente a los verdaderos enemigos que arrancan a los michoacanos la posibilidad de desarrollo, de oportunidad, de paz y tranquilidad. ****** Hoy los ciudadanos tenemos en nuestras manos la protección de nuestras libertades y derechos. Esto nos obliga a actuar con responsabilidad y compromiso, pero sobre todo con la misma vocación patriótica con la que actúo el General Arteaga y los demás Mártires de Uruapan. Por ello desde el Gobierno es imperativo trabajar en la construcción de la confianza, la credibilidad y la certeza institucional, que son fuente de legitimidad de las decisiones del poder público y que abonan al bienestar social. En el marco de esta conmemoración y ante la dispersión de las responsabilidades que la coyuntura actual nos presenta, debemos ser enfáticos y hacer un llamado para que juntos como ciudadanos y como servidores publicos, trabajemos en la tarea de recomponer y fortalecer las instituciones. A nadie le sirve, sino a los infractores de la ley el debilitamiento de la autoridad. La fortaleza institucional es un instrumento que bajo la óptica democrática, se traduce en un bienestar para todas y todos. |
