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En Michoacán no solo ejercen violencia quienes empuñan las armas o realizan cualquier acción que lastima a terceros, en su integridad física, moral, o en su patrimonio. Ha sido verdaderamente lastimoso ser testigos de la guerra de declaraciones entre personajes de la vida política de nuestro estado, causa pena que quienes deberían estar dirigiendo toda su energía para sacar a nuestro estado de la actual crisis la utilicen para atacar a sus adversarios políticos de pasadas contiendas. A los ciudadanos no nos cabe duda que quienes se atacan posen información importante, pues a final de cuentas han vivido dentro de los círculos de poder, económico y político. También creemos que, salvo honrosas excepciones la mayoría ha cometido sus propios errores, y que entre ellos, y ellas, tienen con que señalarse o culparse. Lo que nos parece inaudito es que precisamente esos personajes que nos gobiernan y hacen leyes, en lugar de utilizar los medios legales para demostrar sus acusaciones se conformen con someter a sus adversarios a la opinión pública valiéndose de declaraciones sensacionalistas. Buena parte de nuestra clase política se comporta de forma tal que hace evidente la crisis de principios y valores que estamos sufriendo. Es criminal el desperdicio de talento y energía que se pierde por la guerra sucia que han desatado algunos grupos de poder; es una pésima señal de lo que serán capaces de decir, y hacer, en la próxima contienda electoral. Una cosa es cierta, debido a esta guerra sucia de bajo nivel moral y político muchos de ellos llegaran devaluados ante la opinión publica. Mientras tanto están provocando enemistad entre sus huestes, pagadas y voluntarias. Michoacán es tan fuerte y noble que aún quienes se están embarrando hasta los codos tienen tiempo de rectificar y encontrar la forma de decirse sus verdades sin violentar sus derechos y ofender sus conciencias...si tienen la suficiente humildad, valentía e inteligencia. Pedro Fernández Carapia [email protected] |
